El pasado no puede repetirse, pero sí evocarse.

Lo de anoche en el Teatro Capitol de Cortegana fue emocionante.

Lo fue por lo que tuvo de reencuentro; con amigos, con infancia, con adolescencia, con juventud. No es que cualquier tiempo pasado sea mejor -tampoco peor-, es que fue. Ha sido. Creo que las canciones que se oyeron anoche en el Teatro provocaron en muchos de los presentes un sentimiento de pertenencia, dieron sentido al título de la obra de Neruda y se confesaron secretamente haber vivido.

Lo fue por lo nerviosos que estábamos y cómo nos animábamos unos a otros en una terapia de grupo que nos ayudó a pasar juntos la tensión del momento. No resultó fácil preparar el acto. Mari Carmen, Pepe y Marcos en Cortegana, Fernando en Sevilla y yo en Alcorcón, hemos inventado durante estos meses tantas formas -y tan poco efectivas- de ensayo a distancia, le hemos dedicado tantas horas que, sin decirlo, juzgábamos improductivas, que sentimos el vértigo de estar jugándonos todo nuestro trabajo en ese instante.

Lo fue por las imágenes de nuestra vida que consiguió condensar Salvador y que sirvieron para abrir y cerrar el acto, mostrando fielmente que habíamos estado cantando esas canciones durante buena parte de nuestra vida.

Lo fue por las palabras de Mari Carmen y de Fernando, sentidas, sinceras, precisas.

Lo fue porque conseguimos nuestro objetivo de hacer que el protagonista del acto fuera Hilario, su obra y lo que significó para nosotros.

Lo fue porque lo recaudado va a la mejor causa: tratar de paliar el sufrimiento de los que peor lo están pasando con esta crisis que se nos vino encima, haciendo que a muchas personas les resulte imposible cubrir sus necesidades básicas. Poder colaborar por una noche con los que tratan cada día de ayudar a los que más lo necesitan, no tuvo precio.

Lo fue porque el Teatro se puso en pie al final y buena parte del público se acercó al escenario para abrazarnos, para agradecernos haberles transportado a aquel tiempo en el que pensábamos que las cosas iban a cambiar. A lo mejor nos ilusionamos un poco soñando con que todo puede cambiar también ahora. Quien sabe.

Muchas gracias Mari Carmen, Fernando, Salvador, Pepe, Marcos. Hicimos un buen trabajo y creo que la clave estuvo en la ilusión que pusimos desde el principio, en el respeto mutuo, en el trabajo y en que fuimos fieles a la idea inicial de que el protagonista fuera Hilario y ese tiempo extraño al que conseguimos transportarnos anoche casi todos. Así sí salimos de esta.

Mira cómo vienen los cuatro luceros

con la niña de los ojos negros.

Ay que ya se van los cuatro luceros

Sin la niña de los ojos negros.

 

Hilario Camacho, querido Hilario Camacho.